Skip to main content

From the Copra Plantation to Living by the Salina Lake Before Tourism: Interview with Doña Aurelia Nájera


This is excerpted from an interview published by our town historian, Fidel Villanueva Madrid, with islander Doña Aurelia Nájera, who tells some of the local tales from pre-tourism times, when the isle had a fairly stable population of ~600 people.  It is titled Del cocal a la salina/ From the Coco farm to the Salina Lake  Part II of II  The complete interview in Spanish is below.



        The first story is about her maternal grandfather & is collaborated by another islander. They say a bad spirit was involved with his death. ("Huaypach", who the older people describe as having an enormous body similar to that of an iguana). He liked to party and leave the house without warning, which greatly angered his wife. Once he came back drunk and took an eye out of the wooden image of Saint Prudencio, owned by Doña Candelaria. The people say he paid for his wickedness because he was found dead at el riíto of Playa Norte (that's near Na Balam), covered in sand & seaweed, missing the same eye he had destroyed from the saint.
        The names are omitted from the next story to avoid upsetting anyone. One day, back when the church of Our Lady of Immaculate Conception only had a tile roof, the son of the lady who took care of the church stole the jewels from the icon. With no idea who the thief was, the woman asked at Mass that the worst punishments be given to whoever had committed the robbery. There was a fire in the home of the thief and he confessed his crime, and was so embarrassed that he moved to Cozumel. But while he lived there and was working on a ship, an alijo fell on him and killed him. This story has been around for decades.
      She talks about how scary the moonless nights were, with the rustling palm branches, falling coconuts,and moaning winds, which conjured up fantasies of ghostly dancers and pirate spirits. She said the best years were working on the coco plantation of her great aunt in what is now Puerto Juarez, which became populated with the arrival of a road from Yucatan in the 50's. But the copra industry ended after Hurricane Janet and the lethal yellowing of the coco palms, and the workers concentrated on fishing and agriculture until tourism arrived, which was just regional at first, and then became massive, causing the consequences we see today.
      "After Janet in 1955 it was impossible to recover the good times of the copra," said Sra. Aurelia. So we got involved with fishing, particularly turtles, which were exported to Belize and Florida. Then, with the arrival of tourism, came the rise of the lobster and conch fishing, so the islanders lived some years without trouble, until the excess population made us strangers in our own land."
On this subject, it is important to remember that the population of Isla Mujeres was stable for a hundred years at very low level of density, because the sea was the only means of moving from one place to another, so very few people were encouraged to come to live on the island.
       "Who would imagine it?" exclaims Dona Aurelia. "When so many people arrived, we were displaced to the south, having to establish a colonia in the area where salt was once mined. The Colonia Salina was called "Bondojito". As more people moved there, they used a tractor to fill in the former salt mining area, creating property, where I lived for years before the colonia had services. Eventually a water line was put in, then I bought an electric pole and was connected, and little by little other colonias appeared on the map, until we had no more room for housing."
      These days, Doña Aurelia Nájera Povedano lives a contented life, knowing that she has built her home on the basis of personal effort. She is visited by her large family and doesn't know loneliness.
She says, "Gone are the years when I had to kill - at least - one turtle every day, to remove and sell the meat, for which I was paid up to 75 pesos." Gone are the times when she had to make charcoal or chop wood to support her children.
     She talked about the island in the 1950's when Chino Fernandez played serenades under the palm trees, or when there would be a dance on the isle and they would present a carton of beer to the girls to make them more lively, and she recalled the songs they enjoyed.
She remembers the treasures left under the sand by the pirates, and Miguel Magana arriving with a boat full of fish. She has many memories, so it will be necessary to return to talk to this wonderful woman, survivor of hurricanes, an islander of pure blood, one of those who will never be again.

(I didn't find Part I and will translate it when I do)

~~~~~~~~~~~~~~~~~
Below is the original article in Spanish, which includes names and some details I didn't translate. It was published on Recuerdos de Isla Mujeres on FaceBook here: LINK  
Crónicas de Isla Mujeres
Doña Aurelia Nájera
Del cocal a la salina
Parte II de II
Sus recuerdos…
He vuelto a conversar con Doña Aurelia Nájera, isleña de las de antes, de esas que nunca le hicieron el feo a un hacha o un machete. Su historia de vida merece ser registrada porque trata de una Isla Mujeres muy distinta a la de hoy; tanto que quienes lean podrían pensar que son fantasía los relatos que ella extrae del inagotable baúl de sus recuerdos.
Tal es el caso de lo ocurrido a su abuelo materno Carlos Povedano, al que “se lo llevó el mal” o un “mal aire”, representado en ocasiones por el “Huaypach”, un espanto al que la gente mayor describe como poseedor de una figura descomunal en estatura y con cuerpo semejante al de una iguana. Respecto a lo anterior me dice Porfirio Martínez Pastrana:
“Es muy cierto lo que dice Aurelia. A Carlos Povedano lo encontraron muerto en el riíto de Playa Norte. Estaba cubierto de arena, de sargazo, y tenía extraído un ojo.
Era bastante travieso ese señor. -aclara Martínez Pastrana- Gustaba de parrandear y de irse de la casa sin avisar, lo cual enojaba mucho a su esposa. Un día que regresó borracho le sumió un ojo a una imagen de madera de San Prudencio, misma que poseía Doña Candelaria. La gente dijo que pagó su maldad porque cuando lo encontraron muerto le faltaba precisamente el ojo que había destruido al santo.”
Volviendo a nuestra entrevistada, con la misma frescura y naturalidad con la que me ha platicado sobre su abuelo Carlos me narra que de esos lejanos años otro suceso, del que omitiré nombres para no molestar a nadie:
“Un día, cuando la iglesia de nuestra Patrona la Virgen de la Inmaculada Concepción era de techo de tejas, el hijo de la señora que cuidaba esa iglesia le robó sus alhajas a la imagen. Ella sin imaginar quién era el ladrón, pidió en Misa los peores castigos para quien hubiera cometido el robo. La cuestión es que al malhechor se le quemó su casa, por lo que asustado confesó su delito y avergonzado se fue a vivir a Cozumel, pero pasó que en esa isla, trabajando en un barco, un alijo le cayó encima y lo mató.”
Esta narración la escuché de varios isleños hace unas 4 décadas, por lo tanto, lo que cuenta Doña Aurelia no es falso. Abunda también en leyendas de espantos que igual aparecían en la isla que en los cocales de la tierra firme:
“Imagínate cuando no había aquí servicios, especialmente el de la luz eléctrica. Era cosa de que llegara la noche para que viéramos entre las sombras vampiros, aluxes, chivo-brujos, cochinos encebados, lloronas, negros sin cabeza, xtabayes y hasta espíritus de piratas.
Pero si en la isla, donde en ese tiempo éramos apenas unos 600 habitantes imponía andar de noche por las calles cuando no había luna, piensa en el terror que vivíamos quienes habitábamos en los cocales, donde éramos muy pocas personas y además dispersas.
Daban miedo las largas palmas agitándose en la oscuridad, semejando figuras de danzantes fantasmales, que crujían y emitían horribles lamentos al impulso de las rachas de viento. La caída de palmas y cocos secos añadía un extra a esa sinfonía nocturna que en la soledad nos ponía a rezar para que llegara pronto el amanecer.” -reseña Doña Aurelia.
Fueron varios los años que trabajó en los cocales en compañía de su esposo. Me dice que igual lo hicieron en los de Vicente Garrido que con la familia Fernández, o con los de sus propios parientes en el área de lo que hoy es Puerto Juárez.
“Los mejores años fueron para mí aquellos que pasé en el cocal de mi tia-abuela Dorotea García. Comenta. Abuela Dorot estaba casada con Reyes Díaz, quien era dueño del cocal. Ahí la soledad no fue tan grande porque en pocos años el lugar se pobló, luego de que llegara la carretera desde Yucatán en los años cincuenta.
Después de que el Janet y el amarillamiento letal del cocotero sentenciaran a muerte a la actividad coprera, la mayoría de los trabajadores de los cocales debieron concentrarse en la pesca y en la agricultura, hasta que llegó el turismo, primero regional y después de masas, con las consecuencias que hoy todos conocemos.
“Después del Janet en 1955 resultó imposible recuperar los buenos tiempos de la copra -lamenta Doña Aurelia. Así que nos metimos de lleno a la pesca, particularmente de tortugas que se exportaban a Belice y La Florida. Pero luego, con la llegada del turismo, vino el auge de la langosta y del caracol, por lo que los isleños vivimos algunos años sin apuros, hasta que el exceso de población nos volvió extraños en nuestra propia tierra.”
Sobre el tema hay que recordar que la población de Isla Mujeres mantuvo por más de cien años una densidad muy baja, porque siendo el mar el único medio de desplazarse de un lugar a otro, muy pocos se animaban a venir a residir a la isla.
“Quien lo iba a imaginar -exclama Doña Aurelia- Al llegar tanta gente fuimos desplazados hacia el sur, debiendo fundar una colonia popular donde antes sacábamos sal. Recuerdo que en la Bondojito, como llamábamos a la Colonia Salina, llegaron primero Luis Mendoza, Baltazar “Chayo” Gómez, Rutilio Briceño Magaña y Emiliano Arguelles, aquel que era como nuestro notario. Luego fuimos apareciendo los demás, conforme se fueron rellenando con tractor espacios que antes fueron minas de sal.
Me tocó como a tantos pagar el relleno de mi predio, y pronto hizo lo mismo Leonor, mi vecina, con la que conviví aquellos años en que la nueva colonia no contaba con servicios. Cuando se pudo abrí mi zanja y me pusieron agua, y luego compré un poste y me conectaron la luz, y poco a poco fueron apareciendo en el mapa de la isla otras colonias hasta quedarnos sin espacio para vivienda.”
Doña Aurelia Nájera Povedano vive ahora tranquila, gracias a que logró a base de esfuerzo personal construir su hogar. Visitada por su numerosa familia no conoce ya la soledad.
Atrás quedaron los años en que debía matar -al menos- una tortuga cada día para filetearla y vender el “chumazo” de carne, por el que le daban hasta 75 pesos. Atrás están los tiempos en que debía hacer carbón o cortar leña para llevarle el sustento a sus hijos.
Cuando evoca la isla de 1950 descubre al Chino Fernández tocando allá con los “Chonitos”. Luego lo ve en El Meko llevándole serenata a las palmeras. O de vuelta en la isla en un baile, regalándole un cartón de cervezas a las muchachas para animarlas, para que apenas sonara la música se desplazaran por la pista al son de alegres melodías como Mamá Inés, La Múcura, La Llorona Loca, El Bobo de la Yuca o Amalia Batista.
Habla de los tesoros que dejaron los piratas bajo la arena. Evoca a Miguel Magaña arribando con el cayuco repleto de lisas y pámpanos pescados por el Varadero. Evoca tantas cosas que se impone regresar a platicar con esta admirable mujer, sobreviviente de huracanes, una isleña de pura cepa, de esas que jamás volverán.
Colaboración de: Fidel Villanueva Madrid.
Cronista Vitalicio de Isla Mujeres.
Mail: ixcheel@prodigy.net.mx
Marzo de 2017.-
Recuerdos de isla mujeres!

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

  This blog is brought to you by....
View from the rooms.

MaraVilla Caribe   Bed & Beach    Three rentals with large glass doors overlooking our white sand beach and the beautiful Caribbean sea, with  kitchenettes & free WIFI. In the coastal neighborhood of  Bachilleres, among upscale villas & boutique hotelitos, convenient to downtown or the colonias, yet separate.  Quiet & Private.   
 Kitchen in a large studio. (Sur & Norte are identical)
Kitchenette in small room, Medio. There's a table & chairs across from it & a double bed.
A large slider opens from each of the 3 rooms onto the patio where each has a table & chairs, hammock & clotheslines. The BBQ is behind the pole, and the outdoor shower is outa the pic at left.
Large studio (Norte), I'm standing in the kitchen. A queen & single bed.

Free amenities such as hammocks, bikes, outdoor shower, portable beach chairs & beach towels, washer, loungers. Breathtaking panoramic views from the rooftop terrace. Upstairs room also available.   Downtown is  ~ a mile away; if you don't feel like walking or biking, flag a $2 taxi. Parking. You can enjoy the music & crowds downtown, then come home our quiet neighborhood of Bachilleres where you'll  sleep to the sounds of the sea.$275/$325/$425 wk   $40/50/$65nt  Monthly Discounts

Large studio (Sur) with Queen & Single bed. Slider door & view are behind me.

Fine dining a few steps away at Da Luisa or try the traditional neighborhood eateries a couple blocks farther. Within ten minutes walk are the restaurants Mango Cafe, Brisas, Manolitos,  Green Verde, Kash Kechen Chuc, and the large department store-grocery Chedraui. Visit marinas, bars, & beach clubs that are minutes away by bike or on foot. Attend Yoga classes a couple villas away at hotelito Casa Ixchel. Fresh juice, produce & tortillas a few blocks away in the village, as well as a variety of other stores and small local restaurants. It takes 20-30  minutes to walk downtown.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Parte II de II
Sus recuerdos…
He vuelto a conversar con Doña Aurelia Nájera, isleña de las de antes, de esas que nunca le hicieron el feo a un hacha o un machete. Su historia de vida merece ser registrada porque trata de una Isla Mujeres muy distinta a la de hoy; tanto que quienes lean podrían pensar que son fantasía los relatos que ella extrae del inagotable baúl de sus recuerdos.
Tal es el caso de lo ocurrido a su abuelo materno Carlos Povedano, al que “se lo llevó el mal” o un “mal aire”, representado en ocasiones por el “Huaypach”, un espanto al que la gente mayor describe como poseedor de una figura descomunal en estatura y con cuerpo semejante al de una iguana. Respecto a lo anterior me dice Porfirio Martínez Pastrana:
“Es muy cierto lo que dice Aurelia. A Carlos Povedano lo encontraron muerto en el riíto de Playa Norte. Estaba cubierto de arena, de sargazo, y tenía extraído un ojo.
Era bastante travieso ese señor. -aclara Martínez Pastrana- Gustaba de parrandear y de irse de la casa sin avisar, lo cual enojaba mucho a su esposa. Un día que regresó borracho le sumió un ojo a una imagen de madera de San Prudencio, misma que poseía Doña Candelaria. La gente dijo que pagó su maldad porque cuando lo encontraron muerto le faltaba precisamente el ojo que había destruido al santo.”
Volviendo a nuestra entrevistada, con la misma frescura y naturalidad con la que me ha platicado sobre su abuelo Carlos me narra que de esos lejanos años otro suceso, del que omitiré nombres para no molestar a nadie:
“Un día, cuando la iglesia de nuestra Patrona la Virgen de la Inmaculada Concepción era de techo de tejas, el hijo de la señora que cuidaba esa iglesia le robó sus alhajas a la imagen. Ella sin imaginar quién era el ladrón, pidió en Misa los peores castigos para quien hubiera cometido el robo. La cuestión es que al malhechor se le quemó su casa, por lo que asustado confesó su delito y avergonzado se fue a vivir a Cozumel, pero pasó que en esa isla, trabajando en un barco, un alijo le cayó encima y lo mató.”
Esta narración la escuché de varios isleños hace unas 4 décadas, por lo tanto, lo que cuenta Doña Aurelia no es falso. Abunda también en leyendas de espantos que igual aparecían en la isla que en los cocales de la tierra firme:
“Imagínate cuando no había aquí servicios, especialmente el de la luz eléctrica. Era cosa de que llegara la noche para que viéramos entre las sombras vampiros, aluxes, chivo-brujos, cochinos encebados, lloronas, negros sin cabeza, xtabayes y hasta espíritus de piratas.
Pero si en la isla, donde en ese tiempo éramos apenas unos 600 habitantes imponía andar de noche por las calles cuando no había luna, piensa en el terror que vivíamos quienes habitábamos en los cocales, donde éramos muy pocas personas y además dispersas.
Daban miedo las largas palmas agitándose en la oscuridad, semejando figuras de danzantes fantasmales, que crujían y emitían horribles lamentos al impulso de las rachas de viento. La caída de palmas y cocos secos añadía un extra a esa sinfonía nocturna que en la soledad nos ponía a rezar para que llegara pronto el amanecer.” -reseña Doña Aurelia.
Fueron varios los años que trabajó en los cocales en compañía de su esposo. Me dice que igual lo hicieron en los de Vicente Garrido que con la familia Fernández, o con los de sus propios parientes en el área de lo que hoy es Puerto Juárez.
“Los mejores años fueron para mí aquellos que pasé en el cocal de mi tia-abuela Dorotea García. Comenta. Abuela Dorot estaba casada con Reyes Díaz, quien era dueño del cocal. Ahí la soledad no fue tan grande porque en pocos años el lugar se pobló, luego de que llegara la carretera desde Yucatán en los años cincuenta.
Después de que el Janet y el amarillamiento letal del cocotero sentenciaran a muerte a la actividad coprera, la mayoría de los trabajadores de los cocales debieron concentrarse en la pesca y en la agricultura, hasta que llegó el turismo, primero regional y después de masas, con las consecuencias que hoy todos conocemos.
“Después del Janet en 1955 resultó imposible recuperar los buenos tiempos de la copra -lamenta Doña Aurelia. Así que nos metimos de lleno a la pesca, particularmente de tortugas que se exportaban a Belice y La Florida. Pero luego, con la llegada del turismo, vino el auge de la langosta y del caracol, por lo que los isleños vivimos algunos años sin apuros, hasta que el exceso de población nos volvió extraños en nuestra propia tierra.”
Sobre el tema hay que recordar que la población de Isla Mujeres mantuvo por más de cien años una densidad muy baja, porque siendo el mar el único medio de desplazarse de un lugar a otro, muy pocos se animaban a venir a residir a la isla.
“Quien lo iba a imaginar -exclama Doña Aurelia- Al llegar tanta gente fuimos desplazados hacia el sur, debiendo fundar una colonia popular donde antes sacábamos sal. Recuerdo que en la Bondojito, como llamábamos a la Colonia Salina, llegaron primero Luis Mendoza, Baltazar “Chayo” Gómez, Rutilio Briceño Magaña y Emiliano Arguelles, aquel que era como nuestro notario. Luego fuimos apareciendo los demás, conforme se fueron rellenando con tractor espacios que antes fueron minas de sal.
Me tocó como a tantos pagar el relleno de mi predio, y pronto hizo lo mismo Leonor, mi vecina, con la que conviví aquellos años en que la nueva colonia no contaba con servicios. Cuando se pudo abrí mi zanja y me pusieron agua, y luego compré un poste y me conectaron la luz, y poco a poco fueron apareciendo en el mapa de la isla otras colonias hasta quedarnos sin espacio para vivienda.”
Doña Aurelia Nájera Povedano vive ahora tranquila, gracias a que logró a base de esfuerzo personal construir su hogar. Visitada por su numerosa familia no conoce ya la soledad.
Atrás quedaron los años en que debía matar -al menos- una tortuga cada día para filetearla y vender el “chumazo” de carne, por el que le daban hasta 75 pesos. Atrás están los tiempos en que debía hacer carbón o cortar leña para llevarle el sustento a sus hijos.
Cuando evoca la isla de 1950 descubre al Chino Fernández tocando allá con los “Chonitos”. Luego lo ve en El Meko llevándole serenata a las palmeras. O de vuelta en la isla en un baile, regalándole un cartón de cervezas a las muchachas para animarlas, para que apenas sonara la música se desplazaran por la pista al son de alegres melodías como Mamá Inés, La Múcura, La Llorona Loca, El Bobo de la Yuca o Amalia Batista.
Habla de los tesoros que dejaron los piratas bajo la arena. Evoca a Miguel Magaña arribando con el cayuco repleto de lisas y pámpanos pescados por el Varadero. Evoca tantas cosas que se impone regresar a platicar con esta admirable mujer, sobreviviente de huracanes, una isleña de pura cepa, de esas que jamás volverán.
Colaboración de: Fidel Villanueva Madrid.
Cronista Vitalicio de Isla Mujeres.
Mail: ixcheel@prodigy.net.mx
Marzo de 2017.-
Recuerdos de isla mujeres!



Comments

Popular posts from this blog

Chronological Table of Contents (Click on "Read More" to open the Chronological Table of Contents)

Chronologically: From Mayas to Tourism PRECOLONIAL     Ruins of a second temple to Ixchel were found on the Mundaca Hacienda a few years ago EARLY CONTACT Mayan Merchant-Sailors Traded Salt & Stingray Spines and Met Columbus PIRATES Hard times in the 1500's: Attacks by Conquistadors, Corsairs & Pirates Do you think of Isla Mujeres pirates when you hear the song "La Bamba"? SETTLED IN 1850 From Pirate Refuge to Established Settlement   From Five Fishermen to 1500 Refugees: Isla Mujeres in the 1840's Sending Slaves to Cuba, Conspiring With Rebels & Liberating Sailors from Cozumel: The Caste War The Census of 1866 (16 years after the town was founded) Mundaca & La Trigueña   Isla Mujeres in 1876 1876: The Fishermen & the Bay by Alice Le Plongeon AMONG THE TURTLE CATCHERS by Alice le Plongeon in 1876 This Town was Built by Farmers Who Learned to Fish and Survive Disasters & Disease 1900's The Hu

Remembering the Coco Plantation: El Chocolate Garrido I from article by Fidel Villanueva Marid

In this article, eighty-year-old islander "El Chocolate" Garrido talks about his life to Isla Mujeres historian Fidel Villanueva Madrid. This is part I and a copy in Spanish is below.      Don Chocolate related his story while sitting in his wheelchair, remembering the days when he was a coprero, milpero, carbonero, artesano, marino naval, lagartero, and pescador. (Copreros work on coconut plantations, milperos are farmers, carboneros make charcoal, and he was an artesan, Naval sailor, crocodile hunter, and a fisherman.)      He is one of those pure blooded islanders who each day watches his community lose some of the charm that made it famous.He was born June 18, 1933 and his full name is Perpetuo Socorro Garrido Tuz. His parents were islanders who lived and worked on the coast as copreros. He was born with a midwife in attendance, between coconut palms. He says, "As soon as I learned to walk, I helped plant coconuts, pruned the plants, remo

From Dozens of Farmers & Fishermen to Millions of Tourists: The Changing Face of the Isle Statistically

Residency statistics....   In 1592 and again in 1597 , every human being on the islands of Isla Mujeres, Contoy, and Cozumel was seized and removed by Spanish conquistador Juan de Contreras and his men, including Maya rebels and Negroes from Guinea, who were hiding on the islands, fleeing from slavery. Until the 1820's , when the Lafitte brothers were expelled, Isla Mujeres was a refuge for pirates. After that, t he isle was only occupied a few months of the year by a handful of fishermen from the Yucatan peninsula and Cuba. A report in 1825 said there were about a dozen huts.   *Link to Pirate history articl e   Link to Mundaca article         .. In 1842 , a visiting American archeologist found the isle was vacant except for "two huts and a shelter made from branches, inhabited by three fishermen and two natives , who were fishing for turtles." In August, 1850 , the town of Dolores was founded by ~250 refugees from the Caste War, who had to reside